Valorización en Bogotá: La “vaca” de los cuernos de oro
La actual valorización es una
tributación que pagamos los bogotanos desde que fuera firmado en el Concejo de
Bogotá el acuerdo 180 de 2005 en el cual se ordena a que los ciudadanos paguen
un gravamen por el beneficio local de un plan
de obras que integran los sistemas de movilidad y de espacio público.
Dicha tributación se dividió en
cuatro fases entre las cuales se realizaría el pago total del acuerdo firmado y
cuyas etapas serían distribuidas de esta manera:
Fase I (Primer cobro), se asignó en el año 2007.
Fase II se asignará en el año 2012.
Fase III se asignará en el año 2014.
Fase IV se asignará en el año 2016.
Fase II se asignará en el año 2012.
Fase III se asignará en el año 2014.
Fase IV se asignará en el año 2016.
La implementación de este tributo se gestó durante la alcaldía de Luis
Eduardo Garzón y fue en su momento uno de los temas más polémicos debido a las
sumas cobradas y en su momento. Tanto así que el alcalde en persona ofreció
disculpas sobre el accidentado proceso.
De igual manera los administradores de la ciudad se comprometieron en su
momento a realizar los ajustes necesarios para que dicho impuesto fuera cobrado
una vez los capitalinos vieran las obras completamente ejecutadas.
Pero vivimos en un país sin memoria y a la vuelta de 5 años la misma
polémica, las mismas promesas, la misma investigación exhaustiva y otro alcalde
junto a otro gabinete nos traen el mismo
circo olvidado por completo en su penoso debut.
Pese al fuerte rechazo que generó esa primera etapa, la valorización se
recaudó y la segunda etapa del proceso con
protestas mucho más fuertes por parte de la ciudadanía podría terminar en un
récord de recaudación, una ciudad indignada y sus ciudadanos sin nada, porque a
muchos de ellos tendrían que “vender sus casa para pagar la valorización”. La
alcaldía a través del Instituto de
Desarrollo Urbano – IDU gastó algo de creatividad y trató de acercar con
amabilidad a los ciudadanos esa palabra que hoy por hoy son sinónimo sino de
robo, al menos de indignación, en ella explican que la valorización no es un
impuesto sino una colecta, personalmente creo que las colectas en las que he
participado tiene diferentes matices, por ejemplo me han dicho que lo “que le
ponga Dios en su corazón”, “ como usted repite le toca el doble”, “que
michicato, si es el que más gana”, entre otras frases familiares para el que
tengo más empatía hacia la palabra colecta o coloquialmente conocida “vaca”.
Paradójicamente este video presenta la siguiente información: Publicado el 11/01/2013
y tiene al momento en que lo consulté solamente 1110 visitas, muchísimas menos que las esperadas
al tratarse de una información coyuntural para los miles de ciudadanos en
Bogotá “invitados” a sumarse a la polémica colecta.
Más triste aun es encontrarse que
hay un segundo video con apenas 428 reproducciones, es decir que quienes vieron
el primer video nunca o no se interesaron en conocer el contenido de su segunda
parte.
En este video existe una frase
muy importante: “El IDU propone y el Concejo dispone”, pero bueno quizá se
importante también señalar la existencia de un sitio web en el cual los
bogotanos podemos obtener información respecto al gravamen.
Visite: La Valorización paso a paso
Visite: La Valorización paso a paso
Personalmente considero que la
valorización sí es un impuesto ya que cuando me he negado de participar en
colectas o vacas, mis amigos no me amenazan con quitarme de la butaca,
simplemente ignoran y no me ofrecen la bebida, ni me convidan el alimento o me
prestan el equipo en las mismas condiciones que los participantes de la colecta
y es allí donde pierde el disfraz la valorización donde las personas ven
vulnerados sus ingresos y amenazado su porvenir; pues el fruto de una vida de
trabajo se convirtió en un dolor de cabeza y hasta doble pues hay casos de
doble facturación por que el predio facturado simplemente comparte dos circuitos
de obras amparados por la tributación.
La situación sería otra si de la
vaca anterior no se hubieran robado la leche, si las obras por las cuales
tributaron los bogotanos en su momento se hubieran ejecutado
satisfactoriamente, pero poco a poco los bogotanos nos convencemos del nivel de
improvisación al cual pueden llegar las administraciones que elegimos
democráticamente pero amarradas por obligaciones pre-contraídas con la ciudad
vía calendario y no en desarrollo urbano visible. Esto es lo que opina el común
de la gente.
Ahora que la tormenta parece
cesar - creo que nos encontramos en el ojo de la misma – el Alcalde
Propone exonerar de valorización
a predios por debajo de los $80 millones en estratos 1, 2 y 3, también “se plantea
un tope anual para el cobro: dos veces el valor pagado por concepto de impuesto
predial. Si la responsabilidad excede ese monto, sería diferida hasta por tres
años. Con lo cual, el límite máximo de un cobro para la fase II sería de seis
(6) veces el valor del predial.”. Puede que en papel suene interesante y hasta
sea un alivio a la indignada ciudadanía pero si me remito a la tarjeta CODENSA,
me acuerdo que 36 meses pagando genera muchos intereses y si reviso juiciosamente el calendario de esta
vaca podría sospechar que la tercera etapa de la valorización me agarrará con quizá
la mitad paga de la fase anterior y si pago 100 mil de predial, pues me podrían
cobrar hasta 600 mil. No confío mucho en esta fórmula salvadora.
Bogotá es una ciudad cosmopolita
y es una de las más caras y turísticas de Latinoamérica, pero el
proceso de valorización firmado en el acuerdo 180 de 2005 tiene a los bogotanos
pagando el pasto de la vaca de los cuernos de oro.

